Los perfectos guisantes con jamón

     Hoy toca uno de esos platos supersencillos, que se hacen en un voleo, muy baratos y que para colmo están de miedo. Voy a daros algunos truquillos, para que te queden siempre perfectos. Coged lápiz y papel y estad atentos. O guardáis la página en favoritos y así no tenéis ni que escribir.

DIFICULTAD:

Más simple que caer pa' abajo

INGREDIENTES:

• Guisantes congelados
• Taquitos de jamón
• Un huevo
• Una nuez mínima de mantequilla
• Sal, pimienta negra y aceite de oliva.

PREPARACIÓN:

1. Veis que os recomiendo guisantes de los congelados, pero puedes usar los que quieras. Frescos o de lata, según el bolsillo de cada uno. Yo uso de los congelados porque es el que tiene una mejor relación calidad-precio. Pones una cazuela con agua y sal a hervir. Una vez empiece a hervir echa los guisantes directamente congelados al agua. Sabrás que están hechos cuando empiecen a flotar. No todos flotan a la vez, así que puedes ir sacándolos con ayuda de una espumadera o lo que tengas. Si eres un poco burro, puedes esperar a que todos suban a la superficie, y escurrirlos como harías con la pasta. ¡¡Tú mismo!!
2. Pon una sartén con fuego suave y añade los taquitos de jamón para que empiecen a sudar. Una vez veas que están como te gustan échale los guisantes y remueve un poco para que cojan la grasilla que ha soltado el jamón. Añade ahora la nuez de mantequilla y remueve bien hasta que se funda. La cantidad de mantequilla tiene que ser mínima, no te pases que nos conocemos.
3. Por otro lado, haz un huevo poché. Si aún no sabes hacerlo, te dejo el enlace para que veas cómo se hace. Pero vamos, que es bien sencillo.
4. Sirve los guisantes en un plato, ponle el huevo encima, échale un poco de sal y pimienta al huevo, y listo.

     Como habéis visto, no he añadido cebolla a este plato. No es que se me haya olvidado, es que no creo que mejore el plato en cuestión. El guisante y el jamón ya tienen suficiente sabor por sí solos. Pero vamos, que si te gusta se la añades y listo. No hay problema.

     ¡¡Y a cocinar, filibusteros, que el mundo se va a acabar!!